Los mineros reptan
bajo la tierra
llevando luz propia,
portando sueños
de niños que quieren
un trozo de pan.
La tierra se traga
sus siluetas,
como un gigante hambriento,
sin saber si en en la tarde
los rejurgitará.
Esa tarde no volvieron.
Quedaron atrapados
en lo más profundo
de las entrañas del gigante.
El mundo entero supo
que en un páis lejano
llamado Chile,
33 mineros sucumbiernon
ante la voracidad de la tierra.
Los días volaron, uno trás otro,
y cuando las luces se apagaban
para muchos,
desde las entrañas brotó un mensaje
que devolvió la sonrisa
a nuestro país,
nuestros mineros
desafiaron al gigante
con una voz más potente,
que venía del cielo.
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