Neruda, hiciste caminos donde ayer sólo había senderos
y desde la cuna, nos trajiste un verso bajo el brazo,
cálido, transparente, universal.
Todo el amplio lenguaje de la vida
se refleja en tu poesía...
La rutina diaria, el día a día
el aspecto de una jugosa cebolla,
el caldillo de congrio,
el color verde, el vino, la sal.
El eco del mar,...
El mar fue tu musa inspiradora
y recorriste sus costas
embriagado por el salino viento.
Coleccionista caprichoso,
los caracoles fueron tu delirio,
y en tus largos viajes por los siete mares
los reuniste todos,
en sus diversas formas y colores...
Isla Negra, fue tu refugio,
con su olor a invierno marino
mezca de boldo y arena salada
algas y caracolas.
Pablo apasionado y loco
viviste el amor en plenitud,
no hubo límites a tus ardientes pasiones
y conquistaste lo prohibido
como un guerrero conquista
una nueva batalla.
La mujer con sus blancas colinas
y rica geografía
enloquece tu espíritu
y nacen del fondo de tu alma
cien sonetos de amor
y una de tus obras más leídas;
veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Maestro asumiste con ardor
tu deber ciudadano,
hablaste por la humanidad marginada,
y el eco de tu voz llegó al cielo,
donde Dios en su infinita esencia
coronó tu deambular por este mundo
con el premio Nóbel, reconocimiento de la humanidad
hacia la obra de un gran artista
que engalanó nuestra patria con su nombre,
y que hoy encontramos recitando versos
en cualquier rincón del mundo
por siempre en la eternidad.